¿Dónde está el arte?: Escenografía (I)

¿Cómo que no tienes colinas?

No hay lugar a dudas, para poder jugar hay que saberse el reglamento. Como ya he comentado en otros post, en mi caso eso es posible gracias a la hercúlea labor de mi camarada y buen amigo, Silius. Pero el juego tiene otro aspecto tan necesario e importante, y NO! no son las miniaturas. Realmente podríamos jugar con cajas de cerillas (niños y niñas no las uséis sin supervisión de vuestros padres), latas, lentejas, tuercas y tornillos simulando ser tanques, infantería, cañones…

El elemento al que me refiero es el escenario, o campo de batalla, que suena más épico. Necesitas un espacio para jugar, perdón, COMBATIR! Ya sea la mesa de la cocina, un tablero en caballetes o el suelo del salón. Las medidas oficiales del campo del honor deben ser 120x180cm. A ver, esas son las del reglamento; realmente, para jugar entre amigos, podrías usar las dimensiones de las que dispongas, aunque te recomiendo usar las oficiales para acostumbrarte cara a futuras partidas más formales.

Los Orígenes

Tengo la fortuna de poder decir que soy de pueblo, y más ahora con la pandemia, los encierros y demás «comodidades» de este último año y medio. Pero hablo más respecto a mi infancia. En un pueblo siempre hay obras, o cosas que arreglar, y eso implica, «el montón de arena». Creo que durante años tuve las manos amarillas de las miles de batallas que allí se libraron. Gracias a mi madre y al sobre de soldaditos Montaplex que religiosamente me compraba todos los viernes, hordas de muñequitos se enfrentaban sobre aquel montón de relieve tan cambiante: castillos, trincheras, túneles y cualquier cosa que me viniese a la imaginación. Evidentemente hubo muchos desaparecidos en combate que luego aparecían al dar carga en alguna pared o al hormigonar un suelo.

Horas de diversión con…¿nuestro primer FoW?

En aquella época mi padre pintaba miniaturas Esci (1/72). Ya antes de nacer yo, pintaba las de matchbox (1/76), pero, aunque me dejaba jugar con ellas en casa, esas no se acercaban a la arena. Finalmente, y tras varios años, sacrificó las de matchbox.

La verdad es que siempre me han gustado mucho el modelismo, la escenografía, trabajar con madera, chapucillas caseras, arreglármelas con lo que tenga a mano, y de eso, en un pueblo, hay mucho. Ahora tengo un supermercado del chapuzas a 5 minutos, pero antes era bastante más difícil conseguir el material adecuado para la idea de turno.

El Terreno

Bueno, menudo rollo. Al final ¿de qué va el post? Seguro que has escuchado alguna vez la historia de:

«Cuando la NASA empezó a enviar astronautas al espacio, se dio cuenta de que los bolígrafos no funcionaban en ausencia de gravedad. Tras invertir varios millones de euros y dos años de pruebas, la agencia espacial desarrolló un boli que podía escribir en el espacio, bocabajo, en casi cualquier superficie y a temperaturas que iban de los -80 a los 65 grados Celsius.

Cuando se enfrentaron al mismo problema, los rusos usaron un lápiz.»

Intentaré darte ideas sencillas y rápidas para conseguir escenografía variada y muy aparente. Tranquilo, también te mostraré formas más complejas (a la americana). Soy experto en liarme para nada.

Pero empecemos. Lo primero que necesitas es suelo. Sí, si miras para abajo, eso que pisas ahora mismo también lo necesitan tus tropas.

Seguro que piensas que un buen sitio para jugar, y en tu cabeza aparece una gran idea, es la mesa de la cocina! ERROR! Montar el escenario ya requiere un tiempo, jugar las partidas más aún, y finalmente la recogida. Inviable inmovilizar tan preciado recurso familiar donde tus sembrados y carreteras molestarán al poco de ser colocados. Necesitas algo que sea sólo por y para el juego. Debes pasar inadvertido, si molestas mucho reducirás tus posibilidades de espacio y tiempo: «El clavo que más asoma es el que más martillazos recibe«.

La mesa del salón comedor, que sólo se utiliza en Navidad, sería una opción. Piensa que la partida puede alargarse más de lo planeado, puedes necesitar suspenderla y retomarla horas o días después, la pereza de recoger todo una vez finalizada: «lo dejo hasta mañana». He visto a gente jugando en el suelo o sobre camas, entiendo que la falta de espacio es un problema, pero esas opciones son incómodas y muy poco prácticas.

Lo más recomendable es que sea una mesa que puedas desmontar y «esconder». Sin hablar de mesas plegables, una buena opción son los tableros de aglomerado y unos caballetes de madera. Fue mi primera elección. Los tableros me los regaló un amigo, así que más barato imposible. No pienses en conseguir un tablero con las dimensiones oficiales, muy pesado y difícil de ocultar. Necesitas varios tableros y seguramente tendrás que cortarlos para obtener el tamaño que deseas. El problema que presentan es que resultan pesados y caros, si los tienes que comprar. Y es aquí donde entra mi recomendación. Placas de poliestireno extruido.

Bueno, bonito y barato

Estas planchas son baratas (no llegan a los 5€ dependiendo del grosor), sus dimensiones son perfectas (125x60cm) para desmontar y guardar, y son ligeras. Con tres de ellas y unos caballetes de madera (o sobre una mesa) ya tienes la mesa de juego ideal por muy poco dinero. Permite también una sencilla ampliación del campo de batalla, comprando otra placa todo solucionado. Y en cualquier momento, si necesitas aislante para las paredes o el techo, lo tienes a mano.

Eso sí, tienen un defecto. Al pesar tan poco, cualquier golpe puede desmontarte la mesa y la partida en un parpadeo. Tampoco llevan bien el apoyarse con mucha fuerza sobre ellas. Hay que controlar las emociones. Te aconsejo idear un sistema de sujeción para darles mayor solidez. Al final del post te comentaré mi sistema aunque, sinceramente, no sea la opción más sencilla.

Qué verde era mi valle

Bien, ya tienes la corteza terrestre, ahora falta que crezca la hierva. Opciones? Lo primero que se me ocurrió, utilizando lo que tenía a mano en el garaje, fue pintar las placas de color verde. La verdad que para salir del paso rápidamente no fue mala idea, y estuvimos así una temporada. Había que montar minis, pintar, cortar felpudos, hacer colinas, aprender a jugar, por lo que la pintura fue una solución rápida y satisfactoria pero con una carencia total de realismo.

Las virtudes de la pintura
Honra eterna al verde prado!

La evolución natural es comprarse una battle mat (tapete, manta). En el mercado hay muchas y muy variadas, desde las de neopreno (es una imagen impresa sobre la manta) hasta las que son tan realistas que tendrás que pasar el cortacésped cada poco.

Neopreno
Realismo
Más realismo

Para gustos, colores. Las de neopreno no me gustan, para ello me quedo con la pintura. El que me gusta es superrealista pero muy caro y no tiene las medidas oficiales para flames. Había que comprar dos y cortar, lo indicado por el fabricante (qué listo!) buff, mucho dinero para tener que acabar haciendo apaños. ¿Solución? Complicarme la vida!!!

En lugar de utilizar un lápiz

Pues la idea fue cubrir cada una de las placas que tenía pintadas con hierba de modelismo, sí, lo que estás leyendo. Al principio pareció muy buena idea, pero a medida que la plantación avanzaba ya no lo parecía tanto; y eso sin entrar en el incidente de la gotera en el garaje, sin comentarios. Una vez finalizado el trabajo, a pesar del satisfactorio resultado, reconozco que no lo repetiría. Las partidas someten al terreno a mucho castigo y de vez en cuando tengo que reforzar la fijación pulverizando cola sobre el terreno, reparar pequeñas calvas; en resumen, arreglos de jardín.

Posiblemente, sin utilizar una manta de cama, la solución más aparente, económica y sencilla sea que te compres césped artificial. Existe de muchas alturas y calidades, caros y baratos, se vende por metros. Diría que es lo ideal.

Y como lo prometido es deuda

Sujeción a la americana

Bien, partamos del hecho de que mi idea es tener el tablero desmontable en las tres placas y así, además de ser cómodo para guardar, poder añadirle más o cambiarlas cuando quiera, pudiendo añadir alguna con escenografía integrada: trincheras, colinas, ríos…

Como puedes observar en las fotos, he puesto un marco de madera a cada una de la placas: las de las esquinas tienen marco por tres de sus lados y la del centro sólo por dos, y unos cierres para unirlas entre ellas y que no se separen.

El marco lo fijé a las placas mediante tubillones de unos 20cm y cola blanca.

También incrusté tornillos en las placas donde poder fijar, por la cara inferior, listones de madera para darle más consistencia y «rectitud» a todo el conjunto. Ya avisé sobre lo mucho que me complico yo solo.

Espero que el post te haya entretenido y, lo más importante, ayudado. No digo que lo que yo hago sea ni lo peor ni lo mejor, pero espero al menos que aprendas de mis experiencias, tanto buenas como malas.

Más adelante veremos la fabricación de muros, colinas, indicadores de bosques, caminos y mucho más! Prometo que de forma muy sencilla!

Queda por delante mucho que pegar y lijar, pero no te olvides…Gott mit uns!